Una educación neoliberal, una educación de mercado, educación bancaria, clasista, racista y hasta machista es la educación que vivimos en la gran mayoría de los países de nuestro continente, pero nosotros debemos añadir una fórmula a ella, al mismo tiempo que nos hacemos parte de ese sentimiento continental: una educación colonial, condicionamiento crucial dentro de la hegemonía capitalista en la cual vivimos. Es por esto que debemos trazar una línea entre la lucha y los métodos en los países independientes y soberanos de los países colonizados; es este factor el que determina gran parte de nuestra profundidad o complejidad cuando nos referíamos al sentimiento continental del cual nos hacemos parte; es este nuestro principal dilema.

Sí, luchamos contra el neoliberalismo y toda política que nos pueda parecer de dicha índole, luchamos contra el lucro al igual que todos nuestros hermanos latinoamericanos y, en general, luchamos contra el capitalismo y todas sus diferentes facetas pero, al mismo tiempo, luchamos contra el colonialismo. El mismo que se ha encargado de forjar una clase política colonial que sirva de títere y espectáculo mientras la memoria histórica del puertorriqueño se va perdiendo en la nada, y es que sin memoria histórica, todo espectáculo es posible; el mismo que incita a los puertorriqueños a asistir a las urnas de las elecciones coloniales cada cuatro años con la esperanza de un cambio, pasando de improvisto que todo poder real recae sobre el congreso de los Estados Unidos; el mismo que permite a los puertorriqueños buscar modelos y estrategias en países muy distintos al nuestro, extrapolándolos, y al mismo tiempo obviando la realidad que plantean nuestras particularidades como isla caribeña. Privados de una economía nacional, sometidos a una economía de servicios, los y las estudiantes puertorriqueñas se ven en la necesidad de ir a ejercer su título en otros países, pues no hay título universitario que corresponda con la realidad económica y de mercado de nuestro país, que de ahí se entienda, como uno de los motivos, la cifra de 3.5 millones de habitantes en territorio nacional versus más de 4 millones de puertorriqueños en el extranjero. Son muchos los ejemplos de colonialismo que podríamos exponer en este ensayo tras un poco más de 500 años de coloniaje, pero entendemos que solo nos es necesario exponer uno: el colonialismo propiamente.

Hoy día, la juventud en Puerto Rico se presenta como hija de un vacio que dejaron las organizaciones revolucionarias en la historia. Desde el Partido Nacionalista con Don Pedro Albizu Campos en los años 30, hasta la muerte del comandante Juan Antonio Corretjer Montes en el 85 que se venía viviendo un gran auge revolucionario en la isla, sin embargo, desde los años 90 para acá es que venimos viviendo ese vacío al que hacemos referencia. Entonces, la juventud, los y las estudiantes, nos vemos con una gran responsabilidad sobre nuestros hombros tras la necesidad histórica de la reconstrucción de un movimiento revolucionario; de comenzar a construir las bases para comenzar de nuevo la guerra popular. De modo que, como estudiantes, nos trazamos la meta de luchar por la accesibilidad de todos esos estudiantes a los cuales se les ha sido privado el derecho de una educación superior y universitaria, luchando en simultáneo por el tipo de educación que nos hará libres. Por supuesto que, y volvemos a hacer énfasis, buscando llevar la revolución a lo más hondo de nuestros propios corazones. Porque si muy bien entendemos que el socialismo se presenta como la única real alternativa superior al capitalismo, la moral socialista se presenta como única real alternativa superior a la moral capitalista. En otras palabras, aprendemos a cambiarnos a nosotros mismos cada día, buscamos descolonizar nuestras mentes, nuestros corazones, para así entonces poder tener las herramientas reales para la liberación nacional.

 

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AuthorLuis Nicho